miércoles, 30 de marzo de 2011

para iniciar... agradesco a todos aquellos...

Madres, que dijeron este wey pondrá puras ja&$#%@ no¡ solo q por ser la primera de mis notas tenía que decir algo en alución:

 Vladimir (un profesor) es el culpable de mi desición, otro amigo (cuyo nombre no recuerdo en estos instantes) también me incitó, pero principal mente la culpa la tiene mi desagradable manía de tener que esperar a que otros me obliguen a hacerlo, esta vez me obligué yo mismo y para empezar este "blog"; desidí utilizar uno de mis poemas viejos, weno uno de los que tenía guardado, espero críticas severas (weno no muy severas, pero reales):

Asesinando tiempo

Después de todo ya lo tenía decidido, el tiempo tenia que morir y esperar a que sucediera era peor que una mala idea por que la espera es su aliado, un súbdito o su perrito faldero.
El tiempo es un infante, tramposo escurridizo, tan solo atraparlo era una ardua labor, tenia de su parte al enorme silencio, que repite como eco sus groseros cloks.
Al final no tenía de otra me uní a la dulce  estratega soledad, que además se tragaba mis acciones como un perfecto camuflas.
Intentar atacarlo con música fue mi peor error, termino eufórico, imperativo desquiciado el cabrón; para mi la música fue tortura, solo ruido que zumbaba en mis oídos.
Mi segundo intento fue peor, esta ves termine cansado, cansado de fulminar con miradas intensas al bendito reloj.
Ya sin ganas y enojado me encontraba, el tiempo me esta ganando; las ideas se me estancaron, y hasta la soledad me estaba reprochando.
Observo el espejo y el solo me contesta: “la chingada te esta llevando” pero de pronto como un silbido, el perfecto crimen se apareció, tome el cuaderno mas cercano y con el al infante capture pero antes de que escapara con el lapicero lo apuñalé; mientras mas presión le hacia un liquido letroso brotaba, el placer que me incitaba insistía en continuar y de el una linda sonrisa en el rostro se empezó a formar.
Tome un suspiro y me levante, el miedo se había posado sobre de mi pero la soledad fue astuta y de un bocado se lo comió.
 Las letras salían, a borbotones salían, no paraban, mis manos embadurnados de ellas y creo que mi cuerpo también, tome un poco entre mis dedos, tibio, pegajoso, hacia el aire los lance, el viento los secuestro, jugo con ellos un rato, las letras flotaron y danzaron pero yo solo sonreí.
Al final mi triunfo fue delicioso, inminente, tenía ganas de seguir torturando pero mi compañera se estaba retirando, los gritos del silencio no fueron auxiliados y pues ya cansado del divertido cadáver tras del mismo lo deje; pero la última prueba de mi crimen queda entre las líneas de este escrito que poema en prosa parese ser.

1 comentario:

  1. Bien Magno, no dejes de echarle la culpa a tu pinche manía esa de esperar a que te obliguen a hacer las cosas,
    salud... o-dos

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